Miguel Ricart: ¿aprenderemos de errores pasados?

Cómo informar sobre Infancia y Violencia
Portada de «Cómo informar sobre Infancia y Violencia»

El único condenado por el triple crimen de Alcàsser está desde el viernes pasado en la calle. Dejando aparte el lógico malestar que supone que este individuo ande suelto de nuevo, en estos días he visto cómo los medios han empezado a perseguirle para que hable, y también han buscado a sus familiares, especialmente su hija, para buscar y dar pábulo a toda la mierda que sea posible. Otra vez haciendo caja con el morbo a cuenta del sufrimiento de Míriam, Toñi y Desireé. Imagino a los periodistas enviados por sus jefes para perseguir a Ricart desde que salió de la cárcel, meterse con él en el tren, intentar ganarse su confianza con zalamerías y haciéndose los comprensivos con una persona condenada a 170 años de cárcel por tres crímenes horripilantes. Hay algún medio que además le ha pagado por unos días un hotel de muchas estrellas en Madrid, con la esperanza de que hable y rentabilizar esa inversión, aunque nadie admite públicamente que pueda pagar a Ricart por romper su silencio en un plató de televisión, e incluso Antena 3 ha retirado de su web la entrevista que le sonsacó, por las críticas de sensacionalismo recibidas.

Y viene a mi memoria de nuevo la autocrítica que hicimos los periodistas tras el lamentable espectáculo que dimos cuando fueron localizados los cadáveres de las niñas, y las condenas judiciales posteriores a quienes usaron los medios para calumniar e injuriar a los investigadores del caso, y alimentar teorías conspiratorias que todavía hoy algunos creen. Una mala praxis que repasé hace unos años por encargo del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, dentro de un libro colectivo sobre el tratamiento informativo que se suele dar a los niños, tanto cuando son víctimas como cuando son los autores de un hecho criminal. El libro fue presentado en su momento a la princesa Letizia por sus coordinadores y autores, tal como se ve en la foto de portada de este post, y mi artículo está colgado con descarga gratuita en la portada de la página web de Sinlímites Comunicación. Ojalá nos sirva para recordar el daño que esa mala praxis hizo al periodismo, y se frenen los brotes que veo estos días.

Y es que después de un fin de semana de mimar a Miguel Ricart para que hable, esta semana veremos si algún medio le tienta lo suficiente, y veremos si los medios cumplen su cometido ético y su promesa de no pagarle por una entrevista. Espero que hayamos aprendido de los errores pasados, por respeto a las familias de las tres niñas, y por la dignidad del periodismo.



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